En la pasada reunión del Grupo de los 20 (G-20), los días 24 y 25 de septiembre en Pittsburgh, Estados Unidos –la cual era una continuación de la celebrada en Londres en abril pasado- se tomó la decisión de establecer que en lo adelante será el foro principal para la gestión económica mundial.
La 19 naciones y Europa que forman el G-20, compuesto por los países más ricos y las economías emergentes del planeta -Estados Unidos, Alemania, Gran Bretaña, Francia, Italia, Canadá, Japón, Rusia, China, Comunidad Europea, Arabia Saudí, Argentina, Australia, Brasil, India, Indonesia, Japón, México, Corea del Sur, Sudáfrica y Turquía-, expidieron el acta de defunción del G-7 –formado por los primeros 7 países mencionados- y el G-8 –al cual se le agregaba Rusia-, dejando estos grupos para mera discusión de asuntos geopolíticos.
En la referida reunión, los más importantes líderes mundiales declararon con optimismo que la contundente repuesta del G-20 a la crisis mundial " ayudó a detener la peligrosa y marcada caída de la actividad mundial y a estabilizar los mercados financieros”.
Al asumir la responsabilidad de foro para la gestión económica mundial hicieron una reingeniería del sistema financiero internacional, estableciendo mayores regulaciones y tratando de "equilibrar las desigualdades del desarrollo".
Los países del G-20 - representan 90% de la producción mundial”, se comprometieron a impulsar el pacto global, fortaleciendo al Fondo Monetario Internacional; a financiar "políticas de estímulo económico” – mediante el mantenimiento de gastos públicos elevados y tipos de interés reducidos-; promover el “adecuado balance ecológico”; y fomentar la generación de empleos en su esfuerzo de alentar la recuperación económica.
Incluso se establecieron recetas especificas para las situaciones de las naciones más grandes del mundo, por ejemplo, a los países cargados de deudas, como Estados Unidos, se le recomendó la medicina de que “aumenten sus ahorros”; mientras que “incrementen su consumo” a aquellas potencias exportadoras como China.
En esta cumbre de Pittsburgh se consensuó la adopción de un nuevo orden mundial y una transformación del concepto de las relaciones internacionales, alentando los procesos de integración, las políticas de cooperación y de solidaridad, y asumiendo la responsabilidad de la coordinación de la política económica global, con la finalidad de asegurar un modelo de crecimiento mundial más equilibrado.
La 19 naciones y Europa que forman el G-20, compuesto por los países más ricos y las economías emergentes del planeta -Estados Unidos, Alemania, Gran Bretaña, Francia, Italia, Canadá, Japón, Rusia, China, Comunidad Europea, Arabia Saudí, Argentina, Australia, Brasil, India, Indonesia, Japón, México, Corea del Sur, Sudáfrica y Turquía-, expidieron el acta de defunción del G-7 –formado por los primeros 7 países mencionados- y el G-8 –al cual se le agregaba Rusia-, dejando estos grupos para mera discusión de asuntos geopolíticos.
En la referida reunión, los más importantes líderes mundiales declararon con optimismo que la contundente repuesta del G-20 a la crisis mundial " ayudó a detener la peligrosa y marcada caída de la actividad mundial y a estabilizar los mercados financieros”.
Al asumir la responsabilidad de foro para la gestión económica mundial hicieron una reingeniería del sistema financiero internacional, estableciendo mayores regulaciones y tratando de "equilibrar las desigualdades del desarrollo".
Los países del G-20 - representan 90% de la producción mundial”, se comprometieron a impulsar el pacto global, fortaleciendo al Fondo Monetario Internacional; a financiar "políticas de estímulo económico” – mediante el mantenimiento de gastos públicos elevados y tipos de interés reducidos-; promover el “adecuado balance ecológico”; y fomentar la generación de empleos en su esfuerzo de alentar la recuperación económica.
Incluso se establecieron recetas especificas para las situaciones de las naciones más grandes del mundo, por ejemplo, a los países cargados de deudas, como Estados Unidos, se le recomendó la medicina de que “aumenten sus ahorros”; mientras que “incrementen su consumo” a aquellas potencias exportadoras como China.
En esta cumbre de Pittsburgh se consensuó la adopción de un nuevo orden mundial y una transformación del concepto de las relaciones internacionales, alentando los procesos de integración, las políticas de cooperación y de solidaridad, y asumiendo la responsabilidad de la coordinación de la política económica global, con la finalidad de asegurar un modelo de crecimiento mundial más equilibrado.
 









 Pero el asunto más preponderante de la Cumbre es la posición de varios países liderados por Brasil de que se realicen mayores concesiones en la relación de Estados Unidos con Cuba, retirando a esa nación de la lista de estados que patrocinan el terrorismo. Ya el Presidente Obama en esta semana levantó las restricciones para viajes a la isla y removió las trabas a las remesas, pero eso aún no significa un fin del embargo.
Pero el asunto más preponderante de la Cumbre es la posición de varios países liderados por Brasil de que se realicen mayores concesiones en la relación de Estados Unidos con Cuba, retirando a esa nación de la lista de estados que patrocinan el terrorismo. Ya el Presidente Obama en esta semana levantó las restricciones para viajes a la isla y removió las trabas a las remesas, pero eso aún no significa un fin del embargo.








































 
 
 
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