29 mayo 2008

TSUNAMI SILENCIOSO

Entre los días 3 al 5 de junio se estará celebrando en Roma la Conferencia de Alto Nivel sobre la Seguridad Alimentaria Mundial y los Retos del Cambio Climático y la Bioenergía, en la que han confirmado su presencia una importante cantidad de líderes mundiales.

Esta conferencia tuvo su origen en la preocupante situación que se ha venido dando los últimos meses de una subida inusitada de los precios de los alimentos en todo el mundo, y las probabilidades de la ocurrencia de una hambruna masiva.

El Programa Mundial de Alimentos (PMA) ha catalogado el caótico aumento de los precios como un “tsunami silencioso” para los países más pobres del planeta. Con esta metáfora advierte las posibles consecuencias devastadoras de esta situación.

Ante esta crisis de orden global, la FAO ha llamado a los pueblos a impulsar la agricultura familiar, es decir que cada quien haga su propio conuco para garantizar la autosuficiencia alimentaria de su familia.

La ONU a su vez ha propugnado por que los países industrializados donen unos 2,000 millones de dólares para acudir en auxilio de las naciones que registren déficits alimentarios para que puedan adquirir semillas.

Mientras tanto, el Presidente de Senegal, Abdoulaye Wade, ha reclamado la supresión de la FAO, ya que la culpa de no tomar las medidas preventivas necesarias para evitar una crisis de tal magnitud.

En el caso de la Rep. Dominicana, que tiene pocos alimentos importados dentro de la dieta dominicana cotidiana, somos una nación que no tiene la misma vulnerabilidad que otras del área.

Entre los productos que han registrado aumentos notorios, parcialmente importamos para completar la demanda básica nacional: el trigo, el maíz, las habichuelas, el aceite vegetal y la leche en polvo. En cuanto al arroz y el pollo, dos productos tradicionales en la comida dominicana, tenemos autosuficiencia. Mientras que el subsidio al pan ha mitigado el alza que podría experimentar.

Aunque no tenemos un panorama tan oscuro como muchas naciones de Africa, Asia y nuestro vecino Haití, no podemos ignorar esta realidad internacional, y debemos preocuparnos, con carácter de prioridad nacional, en el diseño de políticas agrícolas eficientes, identificando estrategias y programas que nos permitan incentivar la producción nacional para garantizar la seguridad alimenticia de todos los dominicanos y hasta poder contribuir con la siembra masiva de nuestros fértiles campos en un proveedor privilegiado de los países de la región.