05 junio 2008

DEL LIBRE MERCADO AL TRUEQUE

Las crisis que se hemos vivido durante toda la historia, se han constituido en elementos motorizadores de los grandes avances de la humanidad. Por eso siempre sostengo que mientras haya crisis, existe una oportunidad.

En estos momentos la humanidad vive, como bien lo acaba de definir el Presidente Fernández en la Cumbre de la FAO, “la más profunda crisis del capitalismo global desde la época de la Gran Depresión”.

La crisis alimentaria se une al alza indiscriminado de los precios del petróleo; a la situación económica norteamericana con sus efectos devastadores para las pequeñas economías dependientes de las remesas de los inmigrantes; a la necesidad de encontrar fuentes de energías alternativas sustitutas de los carburantes; y hasta a los efectos inmediatos de la utilización de caña de azúcar en Brasil o Maíz en Estados Unidos para la generación de biocombustibles -especialmente de etanol- y su secuela en la reducción de la producción agrícola.

Ante este preocupante panorama se impone la búsqueda de soluciones viables, que indudablemente conllevan una mayor sensibilización de las naciones desarrolladas, un gesto de solidaridad de los países productores de petróleo y una conciencia de la crisis por parte de todos los que vivimos y sufrimos el impacto del subdesarrollado.

En la antigüedad, cuando no existía el dinero, las transacciones económicas se realizaban en forma de “trueque” con el intercambio de mercancías. Si una persona quería adquirir cierta cantidad de un bien determinado tenía que pagarlo en especie con otro bien.

Mientras se proyecta la instauración de un Fondo de Solidaridad Global, propiciado por los organismos multilaterales de financiamientos, algunas naciones productoras de petróleo han promovido, como un eficaz método de cooperación bilateral, el intercambio de alimentos por petróleo.

Un caso interesante han sido las iniciativas del Presidente Chávez, que a través de “Petrocaribe”, ha contribuido a mitigar el impacto de los crudos en las economías de los países de la zona, permitiendo flexibilidad en el crédito, o aceptando el intercambio del carburante por algunos rubros agrícolas que abunden en una de las naciones de la región y que sean requeridos por Venezuela.

Estas interesantes tendencias que se han ido presentando en el mercado internacional actual, en que se hace una interconexión entre el petróleo y los alimentos, nos retrotraen a épocas pasadas donde el mundo se movía mediante el “trueque” y no surtían efecto alguno las leyes del libre mercado. Todo parece que hacia allá regresamos.