02 abril 2009

LA REUNIÓN DEL G-20

La humanidad tiene grandes expectativas en la reunión del G-20 que se celebra en esta fecha en Londres, Inglaterra –sólo comparables con las existentes cuando se suscribieron los acuerdos de Bretton Woods en 1944–, en la medida en que su objetivo principal es el establecimiento de un nuevo sistema financiero internacional.

El G-20 está conformado por las naciones industrializadas del planeta G-8 (Alemania, Canadá, Estados Unidos de América, Francia, Inglaterra, Italia, Japón y Rusia) + 11 países emergentes -países en desarrollo que crecen a un ritmo muy superior al del resto del mundo- (Arabia Saudita, Argentina, Australia, Brasil, China, India, Indonesia, México, República de Corea, Sudáfrica y Turquía) para completar un total de 19 naciones + un representante de la Unión Europea, con el que se llega a alcanzar la matrícula de los 20.

Desde hace dos cumbres también se invitan a España y Holanda.

En esta ocasión además asistirán Tailandia –que preside la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático- y Etiopía –que representa a África por mandato de la Unión Africana-, así como a los máximos representantes del Banco Mundial, FMI, la ONU y la Comisión Europea.


Este grupo de naciones –que se formó en 1999 para coordinar una respuesta a la crisis financiera asiática de aquel momento- al juntarse representan el 92% del PIB mundial, 81% del comercio internacional y los 2/3 de la población mundial.

Ante las secuelas de la crisis global que afecta el mundo -el creciente desempleo, la debacle financiera estadounidense, la quiebra de importantes industrias transnacionales y todos esos elementos que han ido forjando la peor crisis desde la Gran Depresión-, esta reunión se ha convertido en la cumbre de mayor magnitud de los últimos tiempos.

La mayor preocupación en estos momentos es la desavenencia existente en cuanto a los mecanismos para reactivar la economía mundial. Mientras Estados Unidos es más proclive de incentivar programas de estímulos urgentes para salir de la crisis, Europa está renuente a ampliar las ayudas ya ofrecidas, y propugna por limitar el gasto fiscal y regular más estrictamente el sistema financiero.

Por su parte China -con el apoyo manifiesto de Brasil y otras naciones- propone reemplazar el dólar en el comercio internacional.

Hasta ahora, las posiciones de las principales naciones del mundo parecen irreconciliables, pero toda la humanidad tiene sus esperanzas de que esta reunión pueda arrojar importantes conclusiones, medidas prácticas para enfrentar definitivamente la crisis y alianzas fortalecidas para inaugurar una nueva era financiera internacional.