29 enero 2009

DIÁLOGO NACIONAL

El país está dialogando y eso es importante. En estos momentos estamos inmersos en dos cumbres, la primera denominada de “las fuerzas vivas”, donde están representados amplios sectores nacionales, partidos políticos y gremios profesionales. Mientras en la segunda, denominada “alternativa”, están reunidos partidos de la izquierda, representaciones de Partidos de Oposición y dirigentes sindicales.

En una forma u otra lo importante es que se ha dado el primer paso: “iniciar un diálogo”, para entonces poder llegar a los consensos necesarios para diseñar políticas públicas que nos permitan establecer una agenda nacional para los próximos diez o veinte años.

En este “Diálogo Nacional” deben plantearse ideas preponderantes para la construcción de la nación que aspiramos, sobre todo en momentos en que el país debe prepararse para enfrentar la crisis financiera global.

Siempre he sido partidario de establecer una temática esencial con objetivos determinados a corto, mediano y largo plazo, en que haya un consenso nacional. Puntos de agenda que no estén a expensas de modificación coyunturales, sino que sean la base fundamental para erigir los proyectos nacionales.

Ese gran acuerdo nacional es posible lograrlo sólo si se tiene el consenso de las grandes mayorías nacionales, representadas en esos diversos gremios, entidades, asociaciones y confederaciones que nutren la cotidianidad nacional.

Hay que ir analizando las posiciones de cada uno de esas entidades y estableciendo consensos sectoriales para poder llegar a un planteamiento general de agenda política de la República Dominicana.

En otras sociedades a estos acuerdos sectoriales se le ha denominado “pactos democráticos” cuando coinciden en la necesidad del fortalecimiento de la gobernabilidad dirimiendo cualquier rivalidad sectorial para llegar a consensos.

En este Diálogo Nacional surgirán posiciones y compromisos interesantes que serán las bases del futuro de nuestra sociedad, siempre que se cumplan los acuerdos arribados por todas las partes.

No es posible que dialoguemos por meses para luego encontrarnos con la frustración que esgrimía Mons. Agripino Nuñez Collado: “generada por el incumplimiento de los acuerdos alcanzados en procesos de diálogo anteriores debido a la falta de seguimiento”.

El país tiene de nuevo una excelente oportunidad de dialogar, pero lo importante es que los consensos y compromisos se respeten y se conviertan en realidad.