20 marzo 2008

LOS NUEVOS PECADOS SOCIALES

En los últimos treinta años hemos sido testigos del período de mayores transformaciones en la humanidad. Los seres humanos hemos logrado hazañas científicas y tecnológicas nunca imaginadas por nuestros predecesores y a veces noveladas como utopías.

Esos cambios trascendentales de la humanidad han promovido nuestro desarrollo, pero también hay que estar conscientes de que muchas veces se han distorsionado y provocado daños insospechados.

Ante esta realidad la Iglesia Católica ha aprovechado la Cuaresma, la más importante festividad cristiana, para anunciar los nuevos pecados sociales, que deben su
marse a los clásicos pecados capitales establecidos por el Papa Gregorio I, en el siglo VI.

Los siete pecados capitales son la soberbia, la envidia, la gula, la lujuria, la ira, la avaricia, y la pereza. A estos se contraponen siete virtudes: la humildad, la caridad, la templanza, la castidad, la paciencia, la generosidad y la diligencia, respectivamente.

Estos han quedado un poco rezagados para las necesidades del mundo actual, que impone una dinámica globalizada y mucho más compleja, inimaginables mil quinientos años atrás, cuando fueron proclamados.

Ahora, de acuerdo a las declaraciones del Arzobispo Gianfranco Girotti, el obispo regente de la Penitenciaría Apostólica del Papa, en una entrevista en el diario de la Santa Sede, L'Osservatore Romano, anunciaba los siete nuevos pecados sociales.

Estos nuevos pecados sociales del siglo XXI son las violaciones bioéticas como la anticoncepción, los experimentos moralmente dudosos, como la investigación en células madre; la drogadicción, contaminar el medio ambiente, contribuir a ampliar la brecha entre los ricos y los pobres, la riqueza excesiva y generar pobreza.

El arzobispo esgrimía que "uno no sólo ofende a Dios y al prójimo si roba, o si jura en el nombre del Señor en vano, o si desea la esposa de otro, sino que también se produce ofensa a Dios y al prójimo si, por ejemplo, se perjudica el medio ambiente, o se realizan experimentos que manipulan el ADN o dañan embriones".

Estos pecados están inscriptos en una esfera más social que personal. Hoy la mayoría de los habitantes de la tierra seríamos, casi sin excepciones, pecadores sociales, hasta cuando arrojamos un papel en las calles. Desde luego algunos más, otros menos, pero pecadores al fin, de acuerdo a la nueva lista de pecados.