28 agosto 2008

UNA MEDALLA DE ORO

El significativo triunfo de la presea dorada púgil dominicano Félix Díaz en las Olimpiadas de Beijing 2008, nos ha colocado por tercera vez en el medallero olímpico y en segunda ocasión con una medalla de oro.

Todos los dominicanos fuimos testigos, a través de las pantallas de las televisiones, de la gallardía con que realizó esta pelea el boxeador dominicano, ganándole al tailandés campeón olímpico.

Igual hazaña realizó en taekuondo Gabriel Mercedes, pero debido a una decisión de los jueces se le adjudicó la medalla de plata. Ambos logros deportivos han colocado a la República Dominicana honroso lugar en las competencias olímpicas por encima de muchas naciones que han dedicado cuantiosos recursos a la preparación de sus deportistas.

En el periódico londinense The Times el prestigioso economista inglés Chris Dillow saca una ecuación interesante para argumentar que “el verdadero ganador de los Juegos. Si usted toma en cuenta la renta nacional -la mejor guía para el éxito olímpico– es la República Dominicana que nos superó a todos”.

Incluso hace un análisis comparativo entre la clasificación establecida por el Banco Mundial de acuerdo a la renta nacional de los países del mundo y la notable semejanza con la tabla de medallas, ya que 9 de los primeros diez países del medallero precisamente son los que encabezan el ranking establecido por esa institución financiera internacional.

Esta correlación realizada por Dillow él entiende que es una simple operación casi matemática “A mayor número de personas en un país, más probabilidades de producir un medallista.

El más rico es el más capaz de invertir en el talento o en los servicios de capacitación, y el que más posibilidades tiene de convertir sus deportes olímpicos en eventos”.

Estas medallas alcanzadas son genuinamente dominicanas, porque nuestros atletas se han formado –dentro de las precariedades y limitaciones propias de naciones como las nuestras- en nuestro país, uno rescatado de un “car wash” y el otro haciendo lo posible por desarrollarse y ejercitarse en nuestro ámbito.

Las autoridades deben poner mayor énfasis en la ayuda del deporte, brindar a nuestros atletas de alta competición el apoyo imprescindible para mejorar su calidad de vida y propiciar el ambiente más adecuado para su preparación.

Asimismo, presentar a nuestros embajadores en el exterior, a través de la cancillería dominicana, potenciales acuerdos bilaterales de entrenamientos deportivos con países líderes en muchas disciplinas.