06 noviembre 2008

EL TRIUNFO DE OBAMA

Coincidir en Estados Unidos como testigo de excepción de este momento histórico en que ha sido electo como Presidente de los Estados Unidos de América, Barack Obama, ha sido una de estas cosas que le depara el destino a uno sin proponérselo.

Nunca antes en las elecciones norteamericanas había observado tanto entusiasmo en el pueblo. La madurez de la democracia norteamericana, que ha hecho posible la elección de un hombre de color, humilde, de ascendencia africana, criado por su madre y abuela, y con nombre musulmán como Presidente de Estados Unidos.

Hace meses en mis diversos artículos había analizado las grandes esperanzas que iba generando Obama sobre todo en la juventud norteamericana, que aspiraban un cambio en el status quo. Ahora le corresponde transformar esas esperanzas en realidades.

En medio de la más severa crisis financiera de toda la historia, surge la expectativa de que con el impulso de este triunfo, Obama pueda enfrentar con éxito los problemas de las hipotecas sub-prime y la caída del dolar.

Entre las promesas de campaña estuvo la estructuración de un mecanismo en que se declare una especie de moratoria de 90 días a la deuda de millones de ciudadanos norteamericanos por concepto de créditos hipotecarios, y así permitirles poder salvar sus viviendas de una posible ejecución inmobiliaria.

El camino que emprende Obama en estos momentos tampoco será fácil en el ámbito internacional, con todas las crisis en que Estados Unidos, dentro de su liderazgo mundial, tiene una influencia determinante. Su primer reto será iniciar el retiro de las tropas de Irak y la reconformación de la ofensiva en Afganistán.

Sin embargo, llegará a la Casa Blanca con un Congreso favorable tanto en la Cámara de Representantes, como en el Senado, ya que ambas cámaras el Partido Demócrata tendrá la mayoría. Esto le permitirá establecer la concepción de su nuevo gobierno sin muchas cortapisas.

El mensaje del triunfo de Obama a su pueblo, es que resulta posible tener esperanzas y que las puertas de las oportunidades se abren para todos, ya que su propio ejemplo constituye una renovación del sueño norteamericano.

En su primer discurso expresaba que “cuando se nos opone el cinismo y la duda, diciéndonos que no se puede, es el momento preciso de demostrar que si se puede”. Definitivamente, al igual que él creo que con fé, esperanza y perseverancia se puede convertir en realidad cualquier sueño, por más increíble que parezca.