
Lo interesante es que el método de llegar al poder de estos partidos y dirigentes llamados de “izquierda” han sido procesos electorales democráticos en sus respectivas naciones, logrando así la validación de sus propuestas revolucionarias al filo de la democracia.

Los rasgos comunes de estas reformas son la rearticulación de las iniciativas públicas y privadas, en unos casos como Venezuela, Bolivia y Ecuador, que van desde la refundación de sus Estados, reformas constitucionales, la nacionalización de empresas y una intervención directa del Estado en la regulación de sus respectivos mercados.
Pero, de igual forma existen casos donde las reformas han sido menos violentas como Chile, Argentina, Brasil y Uruguay, algunos de los cuales han pagado en su totalidad la deuda externa y han aplicado políticas públicas de lucha contra la pobreza y la indigencia, y políticas sociales que han sido en cierta forma efectivas en la reducción de los índices de desigualdad existentes en esos países.

Asimismo, abordaron en especial la crisis política boliviana, la reciente aprobación de una nueva Constitución en Ecuador y la integración de Brasil a los países andinos.
Una cumbre importante, más que por las ideas renovadoras que encarnan los primeros mandatarios de esas naciones, por los proyectos de desarrollo de carácter regional que se acordaron implementar, los cuales propician una mejoría en la calidad de vida de sus ciudadanos.
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