
La profunda crisis ética se ha ido incorporando como parte de nuestra vida social con una preocupante pérdida de valores.
Hay un aislamiento y un alejamiento peligroso de los valores que permitieron construir la sociedad en que vivimos.
Valores esenciales como la bondad, la honradez o la fidelidad se han devaluado a expensas de otros intereses como el poder, el dinero, la influencia y el placer.
A veces nos quedamos espantados con los titulares de las malas noticias, y a las personas que involucran.

El peso de la influencia de la familia y la escuela han quedado de lado; el establecimiento y pauta de lo deseable y meritorio, de lo aceptable y de lo bueno, vienen signados por las sumas que puedan percibir de la forma más rápida posible y la manera non santus en que alcanzan una posición determinada.
De ahí tantos espectáculos desagradables de que hemos sido testigos: secuestros, narcotráfico, corrupción administrativa, contrabandos, desfalcos y muchos otros flagelos similares.
A veces vemos con estupor como personas llamadas a servir de guardianes, orientadores y educadores de nuestras familias, se adhieren a esta vorágine delictiva para cometer hechos abominables que sólo revelan el penoso manto de perversión y desasosiego que se adueña de nuestra sociedad.
El pasado fin de semana se celebraba la Conferencia Internacional de las Américas (CILA 2008) y al ver esa cantidad de jóvenes de todos los colegios nacionales, con una preparación académica extraordinaria, con altos niveles de excelencia y que se preocupan por su país, uno siente que en la República Dominicana tenemos grandes esperanzas en el porvenir.
Muchos de ellos se acercaban a mí con todas estas interrogantes sobre el futuro de nuestra patria, encontrando siempre mi encomio a seguir adelante, a continuar su preparación académica, a incentivar su deseo de construir la patria que tantos anhelamos, a pesar de esa realidad contrastante que tantas veces nos arropa.
Aunque muchas veces pensemos que estamos al filo de la esperanza, tengo fe que con optimismo, trabajo y educación podremos revertir estos males globalizados
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